miércoles, 17 de julio de 2013

Mpreg: mas que una advertencia parte 9


Dudando del sexo: 
Ni hembras ni machos

El cuerpo es un medio de expresión altamente restringido,
porque está muy mediatizado por la cultura
y expresa la presión social que tiene que soportar[1]

Ahora vamos a hablar de un tema un poco peculiar y que pone a prueba nuestra forma de ver la realidad: el sexo biológico.

Hasta hace poco se creía que el género era uniforme, si nacías con un cuerpo eras hombre, si nacías con otro cuerpo eras mujer. Después se descubrió que no es así, los transexuales y los transgénero, así como algunas feministas, pusieron en duda el género y dieron cuenta de que era una creación social llena de roles de género y de comportamiento de género establecido socialmente que cambian de época en época y de cultura en cultura.

Más recientemente, el activismo intersexual y algunos pensadores como Beatriz Preciado ponen de manifiesto que el sexo biológico está en el mismo tenor. Esta posición, que suena muy aventurada, extravagante y quizás extremista, tiene sus sustentos. Libros como “La construcción del sexo: cuerpo y género desde los griegos hasta Freud” de Laqueur, “Del sexo al género: los equívocos de un concepto de Tubert, “Un cuerpo, mil sexos: intersexualidades” de Jorge Raíces Montero (compilador) o los artículos realizados para la película “XXY[2] en habla española nos dan la introducción a este tema.

El Mpreg, por lo tanto, no tiene una teoría intelectual basada solo en el feminismo en cuanto al trato que han recibido las mujeres y las cosas que pueden o no hacer por parámetros de biopoder, sino que también involucra la intersexualidad (hasta cierto punto) y la configuración sexual de nuestra especie. Por eso es importante hablar un poco de este tema dentro del artículo, para que cada quién se pueda llevar su propia opinión.

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Ya decíamos que en la Grecia Antigua se concebía un patrón de un único sexo, dentro del cual unos era más perfectos que otros, y como para ese entonces ya estábamos en un patriarcado (aún no era heteropatriarcado, pero ya empezaba a tener sus tintes), la mujer se interpretaba como un ser imperfecto, y hasta la fecha se sigue interpretando a la mujer en base al cuerpo del hombre y no a la inversa. Me parece que ésta es la visión que cambia el Mpreg: un análisis propio desde la mujer hacia el hombre.

[El Mpreg son] ideas quizá heredadas de una lejana prehistoria[3] en que, al desconocer el papel del factor sexual en los mecanismos de la procreación, se llegó a pensar que el poder genético estaba difundido y permanecía latente en todos los elementos del cosmos, aunque resultaran privilegiadas las hembras... Este concepto, junto a la ignorancia de la función del semen masculino, pudo generar el sentimiento de que es al hombre y no a la mujer a quien le faltó algo, ya que no es, como ella, capaz de reproducirse.[4]

Esta interpretación de sexo biológico se va ir definiendo de acuerdo a la época. Antes se hacía mediante los genitales, hoy en día se hace por los cromosomas. Tanto es así que desde la antigüedad, cuando nacía un intersexual era mal visto y traía malos augurios. En diferentes literaturas y la semiótica la intersexualidad representa parte del caos, ya que no hay opuestos y nuestras culturas se suelen basar mucho en éstos (hombre/mujer, día/noche, alfa/omega) y en los complementos, y lamentablemente aún se cometen muchos abusos con las personas intersexuales, como operarles (porque ellos deberían decidir sobre su cuerpo y si se consideran dentro de los géneros binarios o no), lo cual es equivalente a la ablación en la mujer, que se ve mal en nuestras sociedades, contradictoriamente. Al tipo de cultura que tenemos en nuestro mainstream no le gusta lo ambiguo y/o lo andrógino.

Hoy en día estamos partiendo de dos sexos que describen los cuerpos a cinco sexos: “Según estableció inicialmente Fausto-Sterling, existen cinco sexos: macho (cromosomas sexuales XY), hembra (XX), individuos XY con órganos predominantemente femeninos (fems), individuos XX con anatomía parcialmente masculina (mems) órganos o individuos con mezclados (herms). Pero hasta la misma pionera en este tema reconoce que la diversidad sexual escapa hoy a las cinco categorías básicas” (COGAM, Ambigüedad sexual).

Un tipo de clasificación de estos “géneros biológicos” (entiéndase por género biológico una taxonomía de una disciplina, no un parámetro natural) lo encontramos en Wikipedia en el artículo “Gender Taxonomy”, donde se puede observar las variaciones que existen o han existido para determinar el “sexo biológico”, y es que si lo piensan, en realidad nuestra sociedad pudo haber dicho “todos los XX son machos y son agresivos y más cuando están embarazados y todos los XY son hembras porque no pueden tener crías y son pacificas y muy profundas”. Todo este discurso pudo haber sido variado y mezclado de muchas formas. Intenten las mezclas y verán todo lo que puede salir en un simple juego de palabras.

En este breve ensayo, antes que dudar del sexo biológico vamos a dudar de las diferencias biológicas que supuestamente nos hacen “mujeres” u “hombres”, “hembras” o “machos”.

Y todo esto ¿para qué? Una vez que nos introducimos al tema del Mpreg no siempre es sencillo establecer una correlación con el sexo del personaje (recordemos que en los humanos el fenómeno aún no existe). Siempre estamos oscilando entre las preguntas ¿será un tipo de hembra? ¿Un nuevo tipo de macho? ¿Qué lo haría hembra? ¿Qué lo haría macho? ¿Será transexual? ¿Se considerará hombre? ¿Sería intersexual? ¿Hermafrodita? Preguntas que no siempre son fáciles de responder ni de imaginar. Por ello, es necesario conocer un poquito sobre la inestabilidad del sexo biológico, el cual es un caso menos conocido que la inestabilidad del género y la orientación sexual.

Una de las primeras cosas que pone en duda el sexo biológico pero que va íntimamente relacionada a la cuestión del género, son los intersexuales que nacen XY (por ejemplo) pero con hormonas que los predisponen al cuerpo que comúnmente se encuentra en los organismos cuyos cromosomas son XX. Ellos viven sus vidas, siempre pensando en sí mismos como XX (se explica mejor en este capítulo de House), porque queramos o no, así como pensamos que somos mujeres u hombres, también vivimos dándole valor a nuestra orientación sexual, así como a los cromosomas que nos “corresponden”: ¡Yo soy esto y ay de quien lo dude!

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En ese sentido podemos ver que, en principio, no hay solo dos sexos; eso acercaría o pondría al sexo biológico en la misma tabla que dos géneros excluyentes (afortunadamente, hoy hay más nociones de género). Pero dudemos de lo que dudemos en estos temas, siempre acabamos hablando de un “mal psicológico”, o como frecuentemente se dice “esa persona no sabe ni qué es”. Fobias correspondientes a esta “inestabilidad”, y que se denotan en la crítica de Ranma ½ que se dio a finales de los 90, por ejemplo. Como Preciado dice: “no creo que haya células que sean masculinas o femeninas, puesto que femenino y masculino son ya conceptos biopoliticos... la biología es un sistema tecno-vivo en el que ya están implicados procesos de interpretación y de producción cultural, y que además la ciencia funciona produciendo metáforas performativas (“libre” actuación en un escenario limitado), es decir, que produce aquello que intenta describir de alguna manera. Cuando nacemos el proceso de asignación sexual no se lleva acabo haciendo un análisis cromosómico o genético, ¿tú conoces tu carta cromosómica? No, yo tampoco y sin embargo sigues teniendo absoluta certeza en que tu género es femenino, que el mío es femenino, bueno yo desde luego no sigo teniendo ninguna certeza pero bueno hay quien la sigue teniendo sin conocer su carta cromosómica. Es decir que de alguna manera la asignación femenino y masculino en el nacimiento se hace con criterios únicamente visuales, tiene que ver con una estética del cuerpo, de la sexualidad, del sexo... el cuerpo es múltiple, el cuerpo es plástico y tiene una multiplicidad de expresiones que no se pueden reducir únicamente a lo femenino y masculino, la categoría de género se inventa precisamente para reducir esa multiplicidad a la masculinidad y la feminidad... algunos científicos han aprovechado el miedo del feminismo de los 80s a confrontarse con el cuerpo, con la corporalidad, porque parecía inmediatamente llevarnos hacia un determinismo naturalista o anatómico en el que... ya no podíamos hablar más que de hombres y mujeres, de vaginas y de penes, creo que el reto del feminismo contemporáneo es repensar la corporalidad, las células, hablaría de una micro-política de las células” (Beatriz Preciado, ver en you tube).

Para volver al tema, esto tiene que ver con el Mpreg en la medida en que un “hombre embarazado” deja de ser ya un festejo o una burla arraigada en lo más hondo de nuestras culturas y lejos de una idea descabellada se convierte en el repensar los cuerpos, el género, el sexo y la sexualidad, lo cual dista mucho del sistema biológico lineal enseñado en todos los niveles escolares: desde primarias hasta posgrados. Es jugar con lo que nos enseñan.

Laqueur nos habla en este mismo sentido: “En primer lugar, las oposiciones y contrastes entre la mujer y el hombre, si deseamos interpretarlas como tales, han estado claras desde el principio de los tiempos: uno de ellos pare y el otro no[5] Esta diferencia es la más notoria, de allí en adelante el cuerpo anatómicamente es muy similar pero lleno de contrastes sociales establecidos antes, durante y después de su descubrimiento, haciendo así al cuerpo, biopolitica. A pesar de eso, mucho se ha discutido que los embriones son morfológicamente andróginos a pesar de que ya tengan un par de cromosomas o el otro, es decir, que no tenemos grandes diferencias entre lo que cotidianamente conocemos como varones y mujeres.[6]

De este modo, algunas de las llamadas diferencias sexuales en la investigación biológica y sociológica se producen también en las diferencias de género, y la distinción entre naturaleza y cultura se desploma en cuanto que la primera se integra a la segunda... Así, desde una variedad de perspectivas, se hace tambalear el cómodo concepto de que el hombre es hombre y la mujer es mujer... Esa 'cosa', el sexo, sobre la que la gente tenía opiniones, parece desmoronarse... Es obvio que el sexo es algo más que lo que la sociedad designa como tal o lo que su nombre sugiere, afirma Jeffrey Weeks... El punto de reunión para el contraataque contra el despliegue de la sexualidad no debería ser el sexo-deseo, sino los cuerpos y los placeres (Foucault)[7]

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En base a esto, la preguntas sobre la que tenemos que reflexionar es: ¿Qué parámetros son los que nos dicen que un XY es macho (y genéricamente hombre) o cuáles nos dicen que un XX es hembra (y genéricamente mujer)?

Pero el punto no es ¿en base a que parámetros te consideras hembra o macho? El punto clave es ¿en base a que parámetros las taxonomías y las convenciones biológicas hacen a un XX hembra y a un XY macho?

¿Crees poder responder?

Si dices que macho es el que no tiene a las crías y las hembras sí, te has equivocado.

¿Alguna otra respuesta?

¡¿Quién da más?!

Esto que estamos presenciando es el poder de análisis del Mpreg en todo su esplendor.

¡Pero aún hay más!

La oscuridad se intensifica cuando los animales [sí, el humano es uno de tantos] entran en la órbita de la cultura, donde su transparencia sexual desaparece. Durante mucho tiempo se pensó que la liebre, tan destacada en mitos y folklore, podía cambiar de sexo de un año a otro y qué, por tanto, era intrínsecamente andrógina. O como hubieran dicho los más doctos, la liebre macho podía parir en ocasiones. También de la hiena, otro animal con abundantes significados culturales, se pensó que era hermafrodita. El casuario es una gran ave, incapaz de volar y semejante al avestruz, que para el antropólogo es epicena (el nombre de los animales cuando con una misma terminación y artículo se designan al macho y a la hembra) pero para los miembros de la tribu de los sambia es una hembra temperamental, salvaje y masculinizada que pare por el ano[8] y cuyas heces tienen poderes procreativos... ¿Por qué, se pregunta el etnógrafo Gilbert Herdt, un pueblo tan sutil como los sambia “cree” en el nacimiento anal? Porque cuanto se dice sobre la biología del sexo, fuera de contextos muy específicos, incluso al hablar de [otras especies], viene ya informado por una teoría de la diferencia y de la igualdad.[9]

Hasta aquí estos cambios son casi por completo sociales y culturales, pero cuando nos aventuramos a espiar el sistema reproductor masculino nos aguardan sorpresas ocultas en la idea del “feto andrógino” Ya en épocas remotas se pensaba “se me ha ocurrido la idea más tonta... quizá los hombres sólo sean una variedad extravagante de mujeres o quizá las mujeres sólo sean una variedad extravagante de hombres.[10] Por otra parte, Isidoro de Sevilla “mantenía por una parte que sólo las mujeres tenían matriz en la que concebían, y por otra que diversas autoridades y 'no sólo poetas' consideraban el útero como el vientre, común a ambos sexos[11]

Y aunque ellos lo veían como “vientre”, cuál es nuestra sorpresa al descubrir que en el sistema reproductor masculino en efecto existe el “útero”, o al menos lo que hubiese sido el útero. En el caso de los intersexuales XY que nacieron predispuestos con el cuerpo de “mujeres” no se desarrolla el útero hasta donde se sabe (¿porque se imaginan quien se atrevería a dudar de que un cuerpo que nace con útero y vagina bien definidos pudiera ser XY? ¡pues yo! con eso de que no tenemos nuestra carta cromosómica pasaría invisiblemente)[12].

Sin embargo, existen otros casos en donde esta diversidad de cuerpo se manifiesta en los hombres con el PMDS (Persistent Mullerian Duct Syndrome). Este “síndrome” se refiere a la presencia de un útero en el XY (y en ocasiones otros derivados del conducto de Müller, un pedazo de cérvix y tropas de falopio también pueden estar alojadas dentro de la cavidad pélvica), el cual es un pseudo-útero ya que no está completamente desarrollado. No se les considera intersexuales porque sus órganos sexuales exteriores están “bien diferenciados” (los que normalmente se presentan en los XY: pene, testículos...) y al parecer tampoco se les considera hermafroditas[13]. Es de saber que en el humano, a pesar de existir el hermafroditismo es tomado como una enfermedad rara (que no lo es) y que no existe completamente. Los varones con el síndrome de Müller solo tienen un útero a medio desarrollar.



Esquema imaginario de los órganos reproductivos de un organismo hermafrodita embarazado.

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Si se han fijado, lo importante en el Mpreg no es que un personaje sea hermafrodita o que sea transexual, sino cómo se considera genéricamente entre los dos sexos con los que jugamos en el slash: “mujer” u “hombre” (sobre todo éste último en esta literatura), o si por el contrario tiene una identidad de género distinta a estas dos. Eso es lo que más va a pesar dentro de los fanfics, salvo que un día una escritora se aventure a explorar nuevas tramas para el Mpreg.

Y es que el problema deviene cuando pensamos en los cuerpos respecto al Mpreg, cuando lo problematizamos nos damos cuenta de que los cuerpos son muy similares, y si son tan similares ¿por qué razón biológica solo uno de los “dos sexos” puede concebir? ¿Por qué razón la tecnología de úteros no sería válida para ellos? Descubrimos que los varones tienen espacio para sustentar una cría en su interior (aunque no sea precisamente en ese útero) y lo más importante, su organismo ¡puede aceptar al embrión! Lo cierto es que este útero a medio desarrollar, corresponde a la parte que en el hombre se llama “utrículo prostático”, el cual también es conocido como “útero masculino” ya que corresponde, en efecto, al útero en la mujer, lo cual nos quiere decir que es un útero sin desarrollar (no medio desarrollado como en el “síndrome” de Müller). Estos restos de un órgano sexual desarrollado comúnmente en los organismos XX cuelgan de la próstata masculina. ¿Recuerdan qué parte es la que les hace sentir placer en una penetración anal? No quiero relacionarlo directamente con el placer, ya vieron que incluso eso es problemático, pero lo tomaré como una afortunada coincidencia slasher.

Si juntamos el síndrome de Müller en los varones y el útero masculino, ¿podemos desarrollar un útero funcional? Y aún más interesante ¿podemos crear un doncel? ¿O un hermafrodita completo? Claro que para esto harían falta los óvulos o la tecnología de la reproducción homosexual.

Otra posibilidad es la tecnología de cultivo de tejidos, en la cual se están haciendo investigaciones para intentar producir  órganos completos a partir de células madre. El principio de esta tecnología se basa en que las células  primero son todas iguales (células madre) y luego reciben señales químicas que las dirigen para convertirse en células especializadas (de hígado, de riñón, de músculo) y organizarse en órganos. Lo que la tecnología está intentando hacer es replicar esas señales fuera del cuerpo para formar órganos “in vitro”. Si es posible enviar señales para el desarrollo de órganos externos al cuerpo… ¿no será posible enviar señales dentro del cuerpo para el desarrollo de órganos atrofiados (como el útero en los hombres)? [Mullu]

Aquí estamos dejando de comparar los órganos del hombre con los de la mujer. En cambio, estamos comparando los órganos desde una perspectiva femenina: los órganos de la mujer para “perfeccionar los del hombre” dándoles un nuevo sentido. Ésa es una de las incomodidades que causa el Mpreg, porque recordemos que en nuestras culturas casi siempre comparar a un varón con algo que tenga que ver con la mujer es insultarlo, claros tenores machistas que persisten fuertemente. Sí, tal vez ellos no sean mujeres, pero pueden hacer lo mismo que una. Tal vez ellas no sean hombres, pero pueden hacer lo mismo que uno.

Otro caso interesante es la maravillosa “lactancia masculina”. Ya Aristóteles observaba el fenómeno, pero ya saben cómo era con sus ideas hacía las mujeres y todas esas cosas: “como los hombres eran más 'calientes' y tenían menos sangre residual, generalmente no daban leche, sin embargo, tras la pubertad algunos hombres producían algo más de leche y podían producir más con un tratamiento adecuado.[14]

Históricamente “se siguió creyendo, por ejemplo, hasta bien entrada la Edad Media, que algunos hombres tenían la regla mensual como las mujeres [no se diferenciaban los tipos de sangrado]...  o leche en los senos con la que podían amamantar [que no era precisamente una creencia]. En España del Siglo de Oro este tema [dio] lugar a controversias eruditas y cuentecillos humorísticos, como el que refiere Luján de Sayavedra en su Guzmán. También casos míticos y reales de hermafroditismo alimentaban la creencia en la posibilidad de que el hombre se transformara en mujer. Historias de este tipo abundaban en la India [sobre todo al considerar a los Hijra]”.[15]

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En efecto, hay machos (ya vimos que “macho” es solo una convención taxonómica biológica) en ciertas especies que dan de lactar y en este caso el humano podría ser uno de ellos. El fenómeno de la lactancia masculina se produce en particular en el murciélago de la fruta Dayak, en esta especie los machos lactantes pueden ayudar en el cuidado de sus hijos.

En el caso del hombre, Darwin dice que "sabido que los machos de todos los mamíferos, incluso el hombre, tienen mamas rudimentarias. Estas en varios casos han llegado a ser bien desarrolladas, y han dado un suministro abundante de la leche[LU2] .[16] Darwin incluso especula sobre la función antigua de las mamas rudimentarias y dice que ambos sexos pueden tener a su cuidado a los jóvenes, pero que al paso del tiempo se fueron inactivando en edades muy tempranas.

La producción de leche por los machos también se puede activar debido a la tensión extrema generada por la actividad física exigente y la escasez de alimentos. También se detectó durante una epidemia de sarampión. Se produjo incluso entre los supervivientes de los campos de concentración nazi y se sabe que algunos prisioneros de guerra liberados también lo han experimentado. Se ha observado también en casos aislados alrededor del mundo.

Una circunstancia particular de la lactancia masculina es cuando se produce como efecto secundario de tratamientos hormonales que estimulan las glándulas mamarias cuando los hombres sufren de cáncer de próstata o por drogas que bloquean los receptores de dopamina, así como en el tratamiento para transexuales XY (mujeres).

Tanta es nuestra diversidad que incluso existe lo que se llama pezón supernumerario o “tercer pezón”, algunos de los cuales son funcionales pero mini-pezones. Y si todas estas características no son dañinas ¿por qué se les considera negativamente?

Como vemos hasta aquí tanto científica como médicamente “se sabe [que la] construcción binaria de los géneros es artificial y que en realidad en los humanos existen miles de combinaciones biológicas posibles, lo que significa que las personas no se pueden definir solo como lo que tradicionalmente se entiende como un hombre o como una mujer. Las innumerables combinaciones de cromosomas, gónadas, hormonas, órganos genitales, aparatos reproductores internos, caracteres sexuales secundarios y estructuras cerebrales suponen la clara existencia de miles de géneros biológicos, de los cuales ser hombre o ser mujer solo son los dos extremos posibles. Si por otra parte tenemos en cuenta que el género de una persona no es solo algo biológico, sino también algo psicológico y sociológico, el número de variantes se transforma en infinito” (Lille Skvat, Día de la Solidaridad Intersexual).

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El Mpreg Slash tiene 2 niveles de análisis en el efecto que causa lo que se produce (no cómo, ni por qué se produce):

1. Primer Nivel: las cuestiones de género, roles de género, orientación sexual y sexualidad.
2. Segundo Nivel: es el que casi nunca nos planteamos, los problemas de identidad sexual, sexo biológico y mater/paternidad.

Estos niveles bien pueden combinarse o no. El segundo nivel es el importante en el Mpreg, en el que no se juega con la orientación sexual, se juega más que nada con el cuerpo; el cuerpo se piensa, se duda y se problematiza.

Ya es tiempo de explicar la razón por la que casi siempre uso los términos “XX” o “XY” y me parece que con este pequeño bagaje cultural sobre este fascinante asunto del cual apenas estoy aprendiendo junto con ustedes, es más que suficiente para dar una explicación que no sea confusa. Nótese que hoy día existe una gran cantidad de identidades sexuales y no solo hombre y mujer. Referirme a los cromosomas se me hace más objetivo para un organismo, pero en el momento en que lo hayan relacionado con un “sexo” o con un “género” ha perdido todo su sentido, porque no son las únicas identidades; también existen los XXY y otros similares. Usar estos términos tiene la intención de vaciar el contenido cultural de los que son propios los términos “macho”, “hembra”, “hombre” o “mujer”. Sé que no se puede del todo, pero al menos me parece que se entiende mejor la idea. En este tenor, tampoco creo que los cromosomas nos impongan un “destino biológico” a lo largo de nuestra vida.

Y es que una vez que entras a degustar Mpreg y te metes dentro de sus analogías más profundas, quitarse lo transfóbico, lo intersexfóbico, lo hermafrofóbico[17] y lo generista[18] es más que necesario para llevar un buen análisis.

En este tenor me pregunto con inquietud ¿qué es mujer? ¿qué es hombre? Porque corporalmente eso no nos da género, uno lo escoge, porque cromosómicamente eso no nos da diferencias excluyentes en su totalidad. De hecho, me aventuro a decir que son mínimas las diferencias entre uno y otro sexo biológico (que vemos como mutuamente excluyentes). Pero esta unitariedad que se aproxima al reduccionismo de un solo sexo, salvo que queramos crear miles, no tiene como objetivo decantar en un machismo o en un hembrismo, sino en la igualdad.

Este pequeño texto no pretende dar una mirada definitiva sobre el tema, eso es lo que lo hace interesante, que hasta el momento los debates van y vienen entre una y otra cosa. Lo único que pretendo poner de manifiesto es que hombres y mujeres no somos tan diferentes como creemos ni nos separan arduas barreras biológicas.

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[1]     Ana Martínez Barreiro. La construcción social del cuerpo en las sociedades contemporáneas. p.130. En: http://ddd.uab.cat/pub/papers/02102862n73p127.pdf
[2]        Para leerlos entra a la página y sigue esta ruta: Entrar >> Diagnóstico de Alex >> Ensayos sobre intersexualidad.
[3]        Entiéndase prehistoria como una delimitación de la disciplina histórica y no como un pasado poco evolucionado.
[4]        François Delpech. La patraña del hombre preñado: algunas versiones hispánicas. En: Nueva revista de filología hispánica: Tomo XXXIV. Colegio de México: Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 1986.  p. 551
[5]    Thomas Laqueur. Op. Cit. p. 30.
[6]    Thomas Laqueur. Op. Cit. p. 31.
[7]    Thomas Laqueur. Op. Cit. pp. 36-38.
[8]        Como vimos en la revisión histórica, en las obras que se han producido acerca del Mpreg también se pone de manifiesto este tipo de fantasías sobre la “obstetricia anal”. Algunas tienen que ver con poderes místicos que se les daba a los desechos fecales en antiguas culturas. Después pasaron a representar  la burla o era propio de los cuentos del folklore del pedo.
[9]        Thomas Laqueur. Op. Cit. p. 46.
[10]      Mlle. De l'Espinasse en El sueño de D'Alaembert, de Diderot. Citado por Thomas Laqueur. Op. Cit. p. 57.
[11]      Thomas Laqueur. Op. Cit. p. 58.
[12]      Por allí me cuentan el chisme de que se han producido abortos porque el feto tenía la configuración YY. Eso implicaría que la madre tenía un cromosoma Y, pero la hembra produce solo cromosomas X, y el macho produce cromosomas X e Y. Eso implicaría que también hay una “malformación” en los óvulos o lo menos probable (que sepa, nunca revisaron los cromosomas de la madre), un XY con sistema reproductor femenino funcional. Pero como este dato es muy aventurado, fue un chisme mientras platicábamos sobre las diferentes implicaciones y límites del Mpreg y no tengo forma de comprobar ninguno de los casos, ni de citar alguna obra, lo dejo entre paréntesis como una pequeña curiosidad.
[13]      Hermafrodita se define como aquel que puede producir óvulos y espermatozoides, pero la palabra se usa con diferentes fines (por ejemplo, se denomina “hermafrodita secuencial” a un animal que cambia de sexo como estrategia reproductora,  pero que no es propiamente hermafrodita, ya que no produce al mismo tiempo las dos cosas). Se debe destacar que (hasta donde sé) no existe un humano que sea hermafrodita completo, ya que desarrollan un sistema reproductor más que el otro. En cambio, el interesexual en la literatura social es una persona que presenta de forma simultánea características sexuales masculinas y femeninas, en grados variables. Puede poseer una abertura vaginal, la cual puede estar parcialmente fusionada, un órgano eréctil (pene o clítoris) más o menos desarrollado y ovarios o testículos, los cuales suelen ser internos. Es decir, se presenta a nivel de órganos y no a nivel de celular reproductivas.
[14]      Thomas Laqueur. Op. Cit. p. 76.
[15]      François Delpech. Op Cit. pp. 578-579.
[16]    Charles Darwin. El origen del hombre y de la selección en relación al sexo. 1871. p. 18.
[17]      Tanto “intersexfóbico” como “hermafrofóbico” son términos que estoy utilizando aquí para designar el miedo a las múltiples características corporales que existen en nuestra especie. Hasta donde sé, no tienen otra carta de existencia.
[18]      El generismo es una especie de sexismo que se refiere a  dividir a las personas en dos y solamente dos sexos biológicos mutuamente excluyentes.

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