miércoles, 17 de julio de 2013

Mpreg mas que una advertencia parte 13


Conclusión abierta

“La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
Vestido de cordura.
Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón”

Castillos en el aire, Alberto Cortés.



 



Una vez, platicando con César González en el facebook, salió esta pequeña conversación que nos pone de manifiesto que hay una inmensidad de posturas al respecto. En mi caso personal, pienso que tener un hijo que llevaste dentro debe ser algo lindo, hasta allí. De igual manera pienso que criar a un niño o adoptarlo debe ser hermoso, hasta allí (claro, conlleva responsabilidades). Pero también pienso que por ser XX eso no me predispone a tener hijos si no quiero o a cuidarlos de alguna forma. En el caso de los XY pienso que si el chico, o si caso contrario es chica XY, quiere tener un hijo sería lindo, hasta allí. De la misma manera pienso que el que criara a un niño o que lo adoptara sería algo hermoso, hasta allí. Pero sobretodo, pienso que no por ser XY tiene que predisponerse a no tener hijos y no cuidarlos de alguna forma. Desde mi punto de vista personal, el Mpreg es simplemente algo bonito que me cautivó desde mi primer fic Mpreg Slash (era de La Leyenda de Aang).

Como hemos visto, y como muchos seguramente piensan, poder tener hijos es un don y un poder. Pero no por ese poder debemos caer en un matriarcado opresor (donde la mujer sea superior por ostentar ese poder) o en un heteropatriarcado opresor (donde la mujer, por poseer el don, es relegada al hogar y a un individuo como si fuera un objeto o trofeo). Ni porque un sexo disponga de ese poder debemos caer en un generismo opresor. No creo que uno sea mejor o peor que el otro.

Lo que nos revelan los diferentes puntos de vista es que la reproducción solo es un comodín para el sistema: el hembrismo pudo haber surgido con o sin la reproducción, como lo hizo el machismo. Es más, ahora mismo estamos viviendo un vaivén entre ambos, porque la violencia de género no solo se da de hombre hacia mujer, sino también a la inversa y en general.

Igual, los niños no son objetos ni trofeos que llevarán nuestro apellido como marca de “me pertenece”, ni le pertenecen al padre, ni le pertenecen a la madre, solo a sí mismos.

El Mpreg actual junta el feminismo y el masculinismo en una sola línea y hace eco en que la covada y la representación del hombre embarazado son también un puente de unión entre los dos sexos en sociedades como la nuestra, donde se cree que son sexos excluyentes entre sí, como vimos en la primera parte. Las olas que pasaron pintaron al Mpreg de visiones negativas, que no siempre fueron los únicos motivos por los que se hizo. Me parece que el Mpreg siempre ha tenido diferentes modos de verse, había quienes lo veían como un modo de ostentar un poder que no tenían y otros que no. Además, no fue una fantasía solamente de hombres, sino también de mujeres, eso es lo que pone de manifestó el slash. Me parece que hay que tener una visión más objetiva a la hora de hablar sobre Mpreg.

Visión 1: “… [Los] hombres fingen que paren, apartando sistemáticamente a las mujeres para apoderarse mejor de su privilegio biológico y acreditar la ficción de un orden puramente masculino dotado de autonomía absoluta, capaz de reproducirse sin participación de las hembras. Mucho han insistido antropólogos y psicólogos en el hecho de que el escenario de muerte y renacimiento que entrañan los ritos iniciáticos masculinos corresponden a la intención de hacer constar que los hombres también pueden parir.”[1]

Este es un texto creado 
para "Intruders: El fanzine del planeta slash"

Visión 2: “Para Shulamith Firestone, la reproducción era también la "trampa amarga" para las mujeres. Sin embargo según su análisis, más materialista, la liberación se alcanzaría con las transformaciones en la tecnología de la reproducción, que en un futuro no demasiado lejano podría eliminar la necesidad de los cuerpos de las mujeres como agentes reproductores de la especie... Si la reproducción era la clave del patriarcado para algunas, para otras la respuesta estaba en la propia sexualidad” (El género: una categoría útil para el análisis histórico, Joan Scott).

En el tenor de que las mujeres pudieron haber sido llamadas hombres y los hombres pudieron haber sido llamados mujeres en aras de nuestras creaciones sociales, me parece que en ese momento el Mpreg hubiese sido la norma y ahora estaríamos discutiendo los alcances del Fpreg. De la misma forma, la reproducción es algo variable, y en base a eso crece una visión que cuestiona ¿cómo hubiese sido la cultura de nuestra especie si los XX fueran los que tuvieran espermatozoides y los XY óvulos?

La antropología pone de manifiesto que tan solo al observar que existen diferentes ciclos menstruales de sociedad a sociedad, las configuraciones y las costumbres de reproducción y de crianza cambian[2]. Y de hecho también se ha demostrado que los modelos familiares y los roles de género varían de tiempo en tiempo y de sociedad en sociedad. Ahora imaginen, ¿cómo cambiaría si tuviéramos otra configuración de reproducción? La reproducción afecta en gran medida las estructuras sociales.

“Imaginemos por un momento que experimentáramos un cambio de sexo en nuestra vida. Muy probablemente fuéramos al principio hembras y al alcanzar nuestro tamaño máximo nos convirtiéramos en machos. Toda la estructura de nuestra sociedad cambiaría y seguramente experimentaríamos cambios psicológicos más intensos que los de la pubertad o la menopausia. Por fin hombres y mujeres nos comprenderíamos mutuamente.” (Cambio de sexo en animales, un fenómeno muy natural, Mundo Biología)

No somos ni más ni menos que el sexo contrario (es más, ¿por qué deberíamos ser contrarios?) por cualquier cosa que nos caracterice. El Mpreg y el Fpreg caen en la guerra de los sexos, y esto no se trata de una guerra, sino de igualdad y de tener ambos las mismas posibilidades: de fuerza física o de preñez, por ejemplo.

Todavía hoy en día se ve como una obligación el tener hijos, y no es así. No es obligación de nadie tener hijos. Ricardo Azamar me preguntaba en facebook a raíz de un artículo de Reproducción Homosexual que posteé: ¿Todos los hombres y todas las mujeres no heterosexuales queremos reproducirnos? ¿Acaso el mandato de la reproducción no nos acerca a aquello de que precisamente queremos alejarnos?

Está claro que no todos queremos reproducirnos, no es una obligación, pero hay personas que sí quieren. La tecnología sirve para esas personas que desean hacerlo, no para todos.

Mi pregunta sería ¿de qué queremos alejarnos las personas no heterosexuales? En la serie de Queer As Folk, Brian dice algo similar: “no estamos juntos porque debemos, estamos juntos porque queremos”[3] haciendo referencia a la reproducción o la adopción y el matrimonio. Me parece que en ese tenor me puedo extender con una amplia retórica que ni yo entendería, así que mejor voy a resumir:

Este es un texto creado 
para "Intruders: El fanzine del planeta slash"

Tener hijos se ha visto como obligatorio (o como un mandato) y no lo es.
Tener hijos no significa dejar de ser libre o dejar de hacer lo que queremos.
Tener hijos no significa estar con alguien por esa razón (que al niño ni le va ni le viene).
No se trata de reproducirnos por deber. Se trata de reproducirnos si en un momento dado queremos.
No se trata de ser o no como los heterosexistas[4]. Se trata de ser como queramos ser[5].

Así pues, tener hijos y una familia nuclear (si uno quiere) es un derecho universal de todxs. Ahora, me parece que la pregunta más acertada a esta cuestión sería: ¿Por qué reproducirse?

Justo aquí nos damos cuenta que las revoluciones sexuales han creado un agujero negro llamado Reproducción. El Mpreg no es ningún “monstruo conceptual”, lo que pasa es que no hemos acabado de definir el significado de la preñez; el verdadero “monstruo conceptual” es el tema de la reproducción y el embarazo, sea en quien sea, por eso hay muchos debates éticos a la hora de hablar de reproducción asistida (y por eso existe el género de la reproducción y el embarazo en la ficción especulativa, del cual el Mpreg es solo un pedacito).

Actualmente, a pesar de las diversas corrientes de liberación sexual que existen, la reproducción ha quedado estancada en la mirada de la vida heterosexista. Estamos acostumbrados a representar la reproducción como algo inamovible y premiado por un discurso meramente “heterobiológico”. Y casi siempre se critica a la familia heteronormativa tradicional como modelo social e indispensable para el sistema, pero hemos pasado por alto el análisis de la reproducción misma. Es un reto hacer caer los argumentos heteronormativos que custodian la procreación para verla de forma diversa y no monótona, empezando por dejar de hablar solo de mujeres dentro de la misma, no solo nosotras participamos, ellos también están allí, ¿por qué desaparecer al hombre del tema?

Se necesitan por ello nuevos analisis Queer de la reproducción, pensarla en Queer y hacerla Queer. Queerizar la reproducción es ante todo dudar, desestabilizar la base del sistema y crear nuevas formas de vida que no conlleven el modelo heteronormativo de crianza. La procreación no es esencialmente heterosexista, eso es lo que hemos hecho de ella y cómo la hemos usado. Salir de la trampa heteropatriarcal va a depender en última instancia de como la administremos, ya sea a nivel personal, familiar o social.

Los XY embarazados (porque ya hay hombres preñados) todavía no existen y ya los estamos discriminando.

Como se ha mencionado, a nivel de ficción el Mpreg es jugar con los cuerpos. Los cuerpos son evolución y adaptación, en nuestro caso a una serie de factores biológicos y sociales. Los cuerpos no son creacionistas, son “darwinistas”, por lo tanto pueden cambiar por esos factores. En ese sentido se pueden pensar, diversificar, estudiar e incluso crear y recrear en juegos de ideas y prácticas sexuales (erotizarlos). De allí la facilidad para biopolitizarlos, ya que son flexibles y sumamente diversos. En suma, son parte de nuestra diversidad sexual.

Mi pequeña conclusión es que aún hay mucho que decir, que parodiar, mezclar, imaginar, escribir, pensar, crear, dudar, transmitir y quizás hasta escuchar, ver y vivir, que no hay ley natural que transgredir porque en principio no existe una ley que lo impida al 100%, ya que los organismos son estructuras flexibles, las cuales, siguiendo la teoría de la evolución, podrían adaptarse.

En ese sentido, estamos adaptando la reproducción a nosotros, no ya nosotros a la reproducción, y lo único que estamos haciendo es conocer cada día más nuestra sorprendente naturaleza corporal. Lo discutible para mí no está en darle más opciones al humano, sino en quitar o inhibir.

El Mpreg como género literario y como materia de estudio nos lleva a pensar nuestra reproducción y es un indicador de que estamos sufriendo profundos cambios sociales, como puso de manifiesto Meigs (en la parte sobre el Renacimiento) y que estos se combinan con las nuevas formas de masculinidad y femineidad y las nuevas identidades sexuales que se han producido desde finales del siglo XX[6]. Así mismo, considero que una de las mayores discriminaciones que sufre el varón en nuestras sociedades occidentales, sobre todo en las sociedades latinoamericanas, es no reconocer su derecho a la paternidad responsable.

Mucho que decir aún se queda  
en los confines de la especulación, mis borradores y pensamientos...

Por eso y por muchas otras cosas más[7]:
Dejo esta conclusión abierta a su opinión.

¡Que la enfermedad
de Reyes esté con ustedes!

IPCA

Este es un texto creado 
para "Intruders: El fanzine del planeta slash"

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[1]    François Delpech. La patraña del hombre preñado: algunas versiones hispánicas. En: Nueva revista de filología hispánica: Tomo XXXIV. Colegio de México: Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 1986. pp. 592-593.
[2]        Peter T. Ellison. En Tierra Fértil: Historia natural de la reproducción humana. México: Fondo de Cultura Económica, 2006.
[3]        En realidad, esta frase es un recuerdo que tengo del programa, no es la frase exacta, pero la pongo porque me gusta el efecto que causa.
[4]        Comúnmente se dice heterosexuales. Sin embargo, la heterosexualidad es solo una orientación sexual, mientras que el heterosexismo implica la negación de orientaciones sexuales diferentes.
[5]        Agradezco a Mullu por tan brillante frase que resume todo el debate. Esta postura era como un bucle sin salida para mí hasta que leí el artículo de Mullu. ¡Gracias Mullu, te debo la vida!
[6]     Beatriz Preciado. Pornotopía: Arquitectura y sexualidad en "Playboy" durante la guerra fría. México: Anagrama, 2010. (Colección Argumentos, 413) – 51.
[7]        Como dice la canción  “Nos pasarán la cuenta” de Patxi Andión.

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