Tierra 1.1: El imperio Irken
Serie: Invasor ZimShip: ZADR (Dib x Zim)
Advertencias / genero: scifi, AU, OC, mpreg, slash.
La monarquía de la Tierra la ocupaban los Irkens y eran ellos quienes escogían a la pareja real del Irken que subiría al trono…
Cinco años atrás Dib llevaba una vida despreocupada. Tenía un trabajo estable que le daba para sembrar su casa y para pagar los impuestos y facturas digitales (por más que pasaran los siglos había cosas que no cambiaban). Era un humano común en pocas palabras. Tenía una obsesión por lo extraño y paranormal. Los malditos Irken no se encontraban en su lista. En el siglo XXX los extraterrestres eran parte de la vida cotidiana. No así las criaturas sobrenaturales que existían a las afueras del Imperio Irken y que eran temidas por todos.
Una noche al entrar a su casa encontró un irken viendo el holograma que se posicionaba a la mitad de su sala y que transmitía esa noche la muerte del actual Król humano que había gobernado la Tierra al lado de su Reina. La raza de los irken pertenecía a la nobleza, se dijo Dib. ¿Por qué uno se aventuraba a entrar en los dominios de la clase media y más uno tan alto? No sabía si enojarse por la intromisión de aquella persona o sentirse alagado.
- ¡Hola humano! Tardaste mucho…- dijo el intruso mientras el holograma se apagaba automáticamente al escanear la interrupción.
- ¿Qué desea de mí, mi Más Alto? - pregunto Dib en tono burlón y con algo de enojo.
- Como ya sabrás el reinado de la última pareja real ha terminado. Es tiempo de escoger a otro humano para que la línea siga. Y como nuestra base de datos sugiere tu eres descendiente de la primera pareja real, además los niveles de compatibilidad con nuestro próximo rey son bastante altos. Por lo tanto has sido escogido.
- ¡¿Queee?!... olvídalo, mi vida está bien, tal vez no sea la mejor opción…
- Lamento decirte que no tienes opciones. La noticia saldrá mañana por la mañana y te casaras en tres días con quien se te ha asignado.
- ¡Jamás! – Grito colérico Dib – No tienen derecho a imponerme… - Un paralizador lo dejo inconsciente. El Alto Purpura y el Alto Rojo siempre hacían su trabajo juntos para desgracia de Dib.
Así fue llevado hasta la casa real para cumplir su destino. Lo recordaba bien, incluso fue amenazado con su padre y hermana si por alguna razón decía que no en el altar. Lo peor era que lo habían comprometido con un Irken varón, seguramente el otro corrió con la misma suerte que él. A pesar de que en las altas esferas descreían del género y la orientación sexual, este era una costumbre aún fuerte entre la clase baja y media baja…
Y en un abrir y cerrar de ojos habían pasado cinco años desde entonces. Se hubiera golpeado así mismo en otrora si le hubieran dicho que un día se iba a enamorar de un irken. Agradecía a los irken que lo hubieran puesto en el camino de Zim. Tenían dos hijos, una niña de piel humana, cabellos negros y ojos rojos de cuatro años y un bebé de casi un año que había heredado la piel de los irkens pero con cabello negro.
Dib estaba alimentado al bebé con biberón mientras Zim preparaba la maleta del niño para salir al parque cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Los soldados se arrodillaron y el más Alto Rojo entro...
– Disculpen mis mas Altos Reyes pero debo informales que Suly no está en el castillo.
- ¡¿Qué?! ¿Cómo que mi hija no está? – le dijo Zim. Él era muy protector con los niños pues había optado por llevarlos en su vientre...
Dib Zim
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